que mingyu sea el tipo de novio que en publico prefiere dar abrazos o agarrarse de las manos y que en privado de besitos ES UN CONCEPTO QUE ME HACE LLORAR
tags : fluff, school love, soft, delulu moment very short, reader×chanyeol
warning : eng is not my native language, please be nice if i make any mistake
Chanyeol was definitely a hot person, but not the kind who cheats on his girlfriend and is a fucking bastard. No, he was a nice hot guy, who plays guitar at school festivals and helps you out if you suck at sports. His black hair sometimes is adorned with a bandana or hello kitty buckles belonging to his little sister.
You were not friends, actually you only see him in breaks since he was always late and your departure times never matched his since he was a year younger. Suddenly this started to change. You were well known for being an early riser, and being the first to come to school, always waiting at the front door studying or just trying to not fall asleep. So you were really surprised when a 1.85m boy appeared with a black hoodie and a coffee, he seemed shocked as you.
—...Wow…You're already here?—the voice of the boy was kinda surprised and hesitant. You nodded feeling kinda shy, he looked really handsome. He smiled—I really thought I was going to make it… I will have to try it again tomorrow.
—Try what?
—Arriving before you—said the boy with a huge smile, sitting down next to you—Wouldn't it be nice if when you arrived there was someone waiting for you with a tasty cappuccino?
He was offering the cappucino, and a little confused you accepted.
—Why are you giving me this?
Chanyeol looks at you with a shy smile and his eyes looking down.
—Because I really like you.
tags : fluff, school love, soft, delulu moment very short, reader×chanyeol
warning : eng is not my native language, please be nice if i make any mistake
Chanyeol was definitely a hot person, but not the kind who cheats on his girlfriend and is a fucking bastard. No, he was a nice hot guy, who plays guitar at school festivals and helps you out if you suck at sports. His black hair sometimes is adorned with a bandana or hello kitty buckles belonging to his little sister.
You were not friends, actually you only see him in breaks since he was always late and your departure times never matched his since he was a year younger. Suddenly this started to change. You were well known for being an early riser, and being the first to come to school, always waiting at the front door studying or just trying to not fall asleep. So you were really surprised when a 1.85m boy appeared with a black hoodie and a coffee, he seemed shocked as you.
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—Try what?
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He was offering the cappucino, and a little confused you accepted.
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Chanyeol looks at you with a shy smile and his eyes looking down.
—Because I really like you.
hi! well, actually this is a self-challenge but I want it to share it <3
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he would not show his love physically
instead he would show it with actions
actions with a bad attitude
where were you? are you hurt? you really can't take care of yourself.
no doubt that he is a tsundere
actually hates it when you get hurt
if it's a big wound, he'll take care of you while scolding you for being careless
doesn't like to talk about the relationship, prefers to keep things private
he would never let you go out disheveled
he suddenly brings you gifts, and they are all perfectly pressed dresses
likes it when you catch demons
Naeve camino de manera sigilosa por los pasillos iluminados por velas, entre sus brazos una pequeña bola de pelos se asomaba aunque sus ojos lastimados no le permitían ver mucho estaba tan agotado que no podía defenderse. Lo último que quería la joven era lastimarlo. Entró a su habitación en silencio esperando que nadie estuviera adentro.
La bolita de pelos hizo un pequeño maullido.
—Shh, prometo limpiarte y curarte, solo espera un poco—susurro Naeve hacia el bollo que cargaba.
—¿Con quién hablas?—una voz hizo que la joven se congelara, su esposo, la persona que menos quería ver en esta situación.
—Estaba hablando sola—respondió Naeve sin darse la vuelta, e intentó distraer al pelinegro—¿Cómo te fue hoy? ¿Hiciste algo interesante?
Kylo se dirigio hacia el sofá de la habitación, los pasos pausados hicieron que quisiera salir corriendo. Estaba segura que si su esposo descubria que había traido un pequeño animalito, sucio y lastimado lo mandaría directo con los curanderos y ella nunca lo volvería a ver.
—Solo estuve entrenando, fue un día muy caluroso y los chicos estaban muy vagos, realmente me agotan cuando toma esa actitud—contó Kylo sacándose las botas—Por cierto, ¿que tienes en los brazos?
Naeve se dio la vuelta y con una sonrisa.
—¿Esto? Es una manta. Justo estaba por mandarla a lavar—explicó mostrando una punta, su habitación era una zona insegura para el gato, por lo que decidió que lo mejor era dejar al minino en el baño de invitados y de paso ir a buscar los elementos necesarios para limpiarlo y curarlo.
—Naeve, ¿que está bajo la manta?
Kylo detuvo a la joven, agarrándola por la muñeca quien bufo.
—¿No puedes al menos fingir que no te das cuenta de algo?
Kylo se paró y cruzó los brazos.
—No, no puedo fingir cuando se que algo está mal y menos si se trata de ti—Naeve frunció el ceño—¿Es un animal? ¿Te ha lastimado?
Kylo intentó tocar el bollo temblando en sus brazos pero Naeve se alejó.
—No hay nada mal conmigo, tampoco estoy lastimada—camino hacia el baño privado y cerró la puerta con su pie, sin embargo el pelinegro ni siquiera dejó que la puerta golpeara e interrumpio en el baño. Apoyo el bollo en el piso y desenvolvio las mantas, el mínino estaba temblando y también sus ojos llorosos lastimados estaban cristalizados. A Naeve se le rompió el corazón.
—Amor, si está lastimado es mejor que lo lleves…
—Kylo, si pretendes que devuelva este gato sin estar antes sano, te recomiendo salir de la habitación antes de que me enoje en serio—por los siguientes minuto solo se escucho el agua que corría en la bañera, los quejido del gatito que con un paño húmedo Naeve intentaba limpiar y los consuelos de la joven.
—Ya, ya. No te preocupes, pequeñín. Te cuidare.
Cuando el baño terminó, la bola de pelos estaba maullando y tratando de subirse a los brazos de la joven, quien no dudó en abrazarlo dándole besitos en la cabecita. El pelaje del animal estaba limpio y las heridas que tenía no eran tan profundas como pensó. Ya era de noche cuando salió del baño, Kylo estaba en el sofá leyendo algunos papeles y levantó la mirada cuando noto la presencia de Naeve. Sin embargo esta ni siquiera le correspondió, y agarró uno de sus pijamas de verano doblandolo y poniéndolo bajo su brazo, justo al pequeño minino quien cuando noto la tela tan exquisita decidió que seria el juguete perfecto para morder.
—Naeve…
—Dormire en la habitación de invitados, si necesitas algo…
—Naeve, no es necesario—habló Kylo dejando los papeles a un lado—El gato… puede dormir aquí.
La joven se detuvo.
—¿En serio?—el pelinegro asintió—Bien…
Sinceramente Kylo pensaba deshacerse del gato apenas estuviera en condiciones de ser adoptado; no quería animales, nunca había tenido deseos de ello. Pero Naeve se veía tan linda cuidando de esa bola de pelos que se arrepintio de sus pensamientos.
Fue asi, como Naeve y Kylo, tuvieron a su primera mascota juntos.
I would like to write a fanfic of mu qing x reader because I only know two and I WANT MORE.
' ao3 — '
Naeve sin duda estaba feliz cuando Kylo volvió de la misión a salvo, era pleno invierno e incluso con las mejores ropas sabía lo peligroso que era estar al descubierto por semanas. En la noche del reencuentro, durmieron calentitos y cómodos en su cama, disfrutando de la presencia del otro. En la madrugada, Naeve empezó a sentir calor en lo que se estaba apoyando, se despertó confundida y lo primero que vio fue el cuerpo de Kylo semidesnudo lleno de sudor. Aun estaba incociente, asi que saco los mechones de pelo negro que caian en la frente del soldado y apoyo su palma ahi, notando la alta temperatura que su cuerpo tenia.
Antes de salir de la habitación, tapó con las mantas el cuerpo de Kylo. Se dirigió hacia la sala de curación del castillo, agarrando algunas hierbas y paños, y pasando por la cocina donde los primeros cocineros estabas preperando el desayuno y muy amablemente les pidió si podrían calentarle agua y hacer sopa.
—Oh, ¿La señora Naeve cree que está por enfermarse?—preguntó preocupado el chef principal—Este invierno está siendo muy duro.
Naeve sacudió su mano y negó.
—No es para mi, gracias por la preocupación—agarro un set de té y la lleno con el agua hirviendo—Kylo tiene fiebre, así que por favor, cuando la sopa esté lista llevenla a la habitación.
Todos en la cocina se quedaron en silencio y solo hicieron una reverencia cuando Naeve salió con la bandeja y los paños tibios. En realidad, era la primera vez que escuchaban que el Señor estuviera enfermo. Cuando Naeve volvió a la habitación, Kylo estaba saliendo de la cama con las rodillas flaqueando.
—Kylo, ¿qué estas haciendo?—Naeve pregunto alarmada, apoyo la bandeja en la mesa mas proxima y a pasos rápidos invadió el espacio personal de Kylo, empujando suavemente el pecho del pelinegro para que volviera a sentarse—claro que él había cedido, porque si quisiera no se movería ni un centímetro, incluso en su condición.
—¿A dónde fuiste?—cuestiono Kylo levantando la mirada.
—A buscar paños y agua caliente.
—No vuelvas irte mientras duermo, porfavor—pidio Kylo apoyando su cabeza en el cuerpo de Naeve.
—Tienes fiebre, no quería levantarte—explico—Ahora, ya sabes que estoy bien, vamos, vuelve acostarte, debes descansar muy bien.
Kylo pareció reacio a esto aunque simplemente se dejó tapar por las mantas.
—No quiero descansar, quiero estar contigo.
—Estas conmigo, mi amor—rio Naeve apoyando el paño en la frente del soldado.
—Lo sé—murmuró Kylo cerrando los ojos—Quiero abrazarte y levantantarte, caminar por el jardín.
—Cuando te mejores y las temperaturas sean cálidas iremos al jardin, mientras tanto te ofrezco mi amor a corta distancia—ofreció Naeve entrelazando sus dedos con los de Kylo—Mas pronto te recuperes, mas pronto me tendrás besandote.
Pedido N° 2: Park Minhyuk y Moon Bin
Extencion: 3.2k
Tags: stepbrothers, angst pero happy ending, malentendidos por todas partes
also in ao3
Moon Bin había tomado la decisión de irse de su casa a los diecinueve años, su madre no entendía su decisión tan repentina, pero no lo detuvo. Su padrastro ni siquiera opino, su relación no era mala, al contrario, le tenía mucho cariño sin embargo habían hecho un trato silencioso en el que ninguno se entrometía en las decisiones del otro y eso funcionó.
Vivir con Dongmin tampoco había sido fácil, porque en el momento que acordaron lo de irse a vivir juntos, Bin se había olvidado que su amigo salía con Sanha; quien era una pulga de la cual no podía deshacerse ni con el peor de los venenos. Y eso, lo hizo sentir aún más solo.
Diez años después, Bin con un trabajo estable y departamento propio, se dio cuenta de que no importara cuanto se alejara e intentara engañarse a sí mismo, la única persona por la que podría dejar todo, era la única que incluso si suplicara, jamás le correspondería.
Es por eso que la silueta de Park Minhyuk apareció en las oficinas de Marketing junto al jefe Bam, él quiso esconderse en su oficina y llorar por horas, realmente pensó que lo había superado aunque sea un poco. Que tan equivocado se encontraba, cuando los latidos de su corazón revivieron luego de años en calma el calor de su cuerpo se hizo evidente, y sus subordinados parece que también lo notaron.
—Señor Moon, ¿se encuentra bien?
—Si, prepárense—casi que se lo dijo así mismo—Ahí viene el Sr. Bam.
En ese momento, el Sr. Bam acompañado de la figura pequeña de Park Minhyuk, apareció frente a él. Todos en la sala se pararon e hicieron una reverencia hacia el CEO, quien presentó al acompañante como colaborador para el proyecto artístico. Ese es el momento en el que sus ojos se encontraron, la mirada brillante con un rastro de sorpresa de Hyuk exalto al rubio quien solo pudo desviar la mirada hacia su jefe.
—Sr. Moon Bin, por favor cuide de Minhyuk—el presidente posó una mano sobre el pelinegro quien sonreía ocultando la decepción por la reacción de Bin—que su popularidad no lo engañe, es de los mejores artistas que he visto.
—No lo dudo—no lo pensó, las palabras se le escaparon y se arrepintió, el tono con el que lo dijo se sintió tan personal que una punzada de dolor lo atravesó. El Señor Bam se fue más rápido de lo que Bin deseo, y pronto Minhyuk, MoonBin y los subordinados se encontraban solos.
—Sigan trabajando en el proyecto, organizaré unos temas con el Sr. Park—ordenó Bin llevando a Hyuk fuera de la sala de reuniones—No holgazaneen.
El trayecto hacia la oficina de MoonBin fue silencioso, en realidad el rubio temía que si empezaba una conversación que está tornara una dirección que no podría soportar. Sabía que era el culpable de esta incomodidad, culpable de su propio sufrimiento.
Park Minhyuk quien era el único hijo de su padrastro, pelo y ojos negros, estatura mediana y hombros pequeños. Crecieron juntos, fueron a la escuela juntos, compartieron habitación por años y hasta que se fue de la casa, fueron mejores amigos. Minhyuk lo contacto cientos de veces; navidad, su cumpleaños, año nuevo o simplemente porque quería verlo, siempre dijo estar ocupado.
Moon Bin se refugió en el estudio, y ahora en el trabajo. Sin embargo, no importaba cuantos kilómetros hubiera de distancia, en el fondo, su cabeza rondaba sobre preguntas de Minhyuk. Y ahora muchas de ellas, estaban siendo respondidas. El cabello pelinegro estaba por los hombros totalmente alisado, sus expresiones eran más maduras, su figura se notaba tonificada y los jeans rotos con la remera negra le quedaban tan bien que lloraría.
—Lo siento, no sabia que estaba trabajando aquí—y como si lo hubieran golpeado con agua, la voz de Minhyuk lo saca de su trance. Minhyuk lo mira, no fijamente—Bin, ¿quieres que renuncie al proyecto? Estoy seguro…
—No tienes que disculparte, hyung—interrumpe rápidamente Bin y mueve sus brazos nerviosamente, se siente extraño—No hay razón para renunciar.
Es un segundo de silencio.
—¿No estás molesto?—cuestionó el pelinegro.
—¿Eh? ¿Por qué lo estaría?—Bin abre la puerta de su oficina manteniéndola para que entre su hyung quien agradeció con la cabeza. Cuando la puerta se cierra, repentinamente se sienten demasiado cerca.
—Bueno…—Minhyuk se rasca la nuca—no debe ser agradable tener que trabajar con alguien que odias.
Antes de que siquiera pudiera procesarlo.
—Es decir, no dudo que tú puedas soportar a cualquier persona sin importar que tanto lo odies, ya que eres un gran trabajador.
—Hyung, yo no te odio—Bin se acercó con el ceño fruncido—¿Quién te dijo algo así, hyung?
Minhyuk pestañeó un par de veces y respondió.
—Bin, tu me lo dijiste—el pelinegro retrocedió un paso ante el cuerpo enorme del menor ¿en qué momento creció tanto? sus hombros eran mucho más anchos y sin duda que aumento unos centímetros de altura—El día que me llamaste, en la madrugada, ¿lo recuerdas?
No, no lo recordaba, en absoluto. Estaba tan confundido que su cabeza empezaba a doler.
No importaba cuanto forzara su memoria, ningun recuerdo venía a su cabeza, incluso le costaba imaginarse a sí mismo diciéndole esas palabras a su hyung.
—Hyung, en serio, no te odio—a Bin le tembló la voz por el desespero.
—¿Es así? Es un alivio entonces—contestó el mayor sonriendo—, Ya que nunca quieres reunirte conmigo, tus palabras ya eran una explicación a tus acciones.
Moon Bin trago el nudo que se formaba en su garganta.
—Mis acciones no tienen nada que ver con esas palabras—Bin se alejó del mayor fingiendo que buscaba algo en su escritorio—Hyung es una persona que aprecio mucho.
Parecía que Minhyuk no escuchó la última frase ya que no hubo respuesta alguna. Luego de eso le dijo que se pusiera cómodo, y en sus carpetas Minhyuk fue sacando las propuestas que tenía para el proyecto; como era esperarse de su hyung, todo era maravilloso, desde pequeño que el pelinegro desarrolló sus habilidades con el dibujo y con un poco de recelo recuerda al Bin pequeño que constantemente le pedía que le regalara dibujos. El Moon Bin que acostumbraba apoyarse en su hyung, su diferencia era solo de un año, pero Minhyuk actuó como un hermano mayor a pesar de no tener una relación sanguínea. Quizás fue por eso que cuando descubrió sus sentimientos se aterró tanto, Park Minhyuk lo veía como un hermano.
Luego de terminar su jornada laboral, en la que no pudo concentrarse, Minhyuk lo invitó a comer pero dijo que ya tenía planes con Dongmin. Lo cual no era del todo mentira porque por más que ya no vivieran juntos, eran vecinos y Sanha, como dijo antes, era una pulga de la cual no podía deshacerse.
—¿Por qué estás tan deprimido, Hyung?
—No quiero hablar de eso—murmuró Bin contra la almohada del sofá.
Sanha suspiro malhumorado.
—Si vas a estar de malas repartiendo esas malas energías, vete a tu habitación a hundirte en tu propia miseria—Sanha lo estaba echando, de su propia casa.
—Y-a en serio, Bin—Dongmin vino dándole una palmadita en la cabeza—¿Qué pasa?
Moon Bin se incorporó con agotamiento en su cuerpo.
—Park Minhyuk, ese es mi problema.
Oh.
—Minhyuk hyung no es tu problema—contestó con los brazos cruzados Sanha, el defensor número uno del pelinegro—Tu problema es que te guste tu hermanastro.
—¡Ex-hermanastro!—exclamó Moon Bin. Porque sí, hace ya cuatro años que la madre de Bin y el Sr. Park se habían separado, aunque según había visto la última vez que fue a visitar a su madre estos seguían siendo igual de pegados. No cabía duda que fueron mejores amigos toda la vida y que incluso su separación romántica no podía romper su amistad, los envidiaba.
Dongmin y Sanha se quedaron toda la noche viendo películas mientras que Bin ni siquiera podía fingir que la estaba pasando mal, eventualmente se quedó dormido y cuando despertó la pareja ya no estaba ahí. Era de madrugada, el cielo estaba tapado de niebla y una leve llovizna golpeaba contra el ventanal del departamento, sentado en la silla de su cocina hundió su cabeza en sus manos. Se le salía el corazón, todos los años que aguanto se le venían abajo, tanto esfuerzo por mantener su vida en equilibrio, un ser con tanto poder en su vida lo derrumbaba todo. Se sentía mal, como si su cuerpo estuviera sosteniendo rocas, rocas pesadas que le quemaban.
Un ataque de tos lo golpeó con fuerza, puso su mano en su boca y con la otra agarró su garganta, ardía. Sus ojos fruncidos se abrieron enfocando la vista, la mesada cubierta de pétalos pequeños y lilas. Pensó que estaba alucinando sin embargo el tacto contra ellas era suave, eran reales. Pronto la tos volvió y con ellos mantuvo la mirada abierta, y si, lo que sospechaba. Los pétalos salían de su garganta.
✦
Moon Bin no fue a trabajar, los días estaban lluviosos, y cada día la tos estaba peor. Su cama era cómoda, sin embargo no llegaba a tapar el frío que sentía. Intentaba levantarse para mantener su cuerpo activo, era más difícil de lo que había supuesto, llegar a la cocina ahora era un verdadero triunfo.
Dongmin y Sanha, se ofrecieron a cuidarlo del resfriado que decía tener, no importaba cuanto lo pidieran, no los iba a dejar. Ya sabía que no era un resfriado común, lo averiguo, no era ni más ni menos que la enfermedad de Hanahaki producida por un amor no correspondido y que, hasta el día, no tenía cura. Estaba agotado, su pecho dolía de lo mucho que tosía y su cabeza no podía alejarse de los mechones negros, ya llevaba varios días ausentado al trabajo se preguntaba si Minhyuk seguía preparando diseños para el proyecto. Suspiro.
Espero que no se esté sobre exigiendo.
Minhyuk siempre era maravilloso, en los últimos años evitó analizar las cualidades del pelinegro sin embargo ahora era inevitable. Sus recuerdos más vividos eran de adolescentes; es decir, siempre se llevaron bien, siempre jugaron juntos y siempre fueron una familia, pero a partir de su preadolescencia fue diferente. Ellos no solo eran hermanastros, eran amigos, estudiaban juntos, veían películas juntos, se quejaban de sus padres y se escapaban de casa juntos. Y fue cuando sus sentimientos florecieron.
La primera vez que tomaron alcohol juntos eran realmente jóvenes, Moon Bin estaba por cumplir los diecisiete años y su hyung estaba a semanas de irse a la Universidad de Arte. Esa noche, con unos pocos tragos de alcohol en sangre, se dio cuenta lo mucho que le gustaba Minhyuk. No amor de familia, no, gustar gustar. Un amor que le cubría el pecho, y le hacía temblar las manos. Se sintió tan culpable, tan enfermo, que ni siquiera volvió a mirar a los ojos a su Hyung temiendo que notara sus sentimientos.
Fue una sorpresa para su familia la nueva actitud del joven Bin, evitaba a su hermanastro a toda costa, cuando venía de vacaciones de la universidad él se iba a la casa de sus amigos, cuando no podía ir a la casa de sus amigos fingía estar ocupado y se quedaba en su habitación. Todo el grupo familiar pensó que los hermanos inseparables se pelearon, y Minhyuk quien no entendía en absoluto como Bin se volvió tan arisco, tenía ganas de llorar; estaba claro que no era una fase de su adolescencia, Moon Bin lo estaba evitando sino como se explicaría que asistía a todas las reuniones familiares a las que él no iba.
Cuando comprendió que estaba siendo una molestia para Moon Bin, no dudó en darle su espacio. Intentó evitar ir a las fiestas de Navidad y Año nuevo, sin embargo la Señora Moon siempre insistía en que fuera, le daban ganar de vomitar de los nervios con la cara de disgusto de Bin. Se sentía terrible.
Y fue peor cuando se enteró de que Moon Bin se había ido de la casa, fue su padre quien llamó pero sabía que la pregunta que le hizo fue por los sollozos de la Señora Moon.
—Hyuk, ¿realmente te peleaste con Bin?
Sabía que no, sin embargo las acciones de su hermanastro eran tan extrañas que le hacían doler el corazón.
Para las siguientes vacaciones, el cuerpo de Hyuk estaba cansado solo de pensar en ir a casa. Sin embargo fue a pedido de su padre. En esas vacaciones fue que se enteró que se separaron, y Hyuk realmente se sintió como un hijo de padres divorciados, ellos que siempre se habían querido tanto… No podía entenderlo. La respuesta de su padre fue pues eso mismo tendría que decir yo de Bin y tú. La señora Moon y su padre se rieron y trataron como siempre, y eso fue un alivio.
Cuando pasó por la habitación antigua de Bin sintió el vacío de la casa, era indiscutible que su presencia era añorable. ¿Hace cuanto que el rubio no venía a ver a su madre? Probablemente, meses y… era su culpa.
Antes de que una gota se derramara, la señora Moon lo encontró parado en el pasillo con una expresión tan deplorable que le dio vergüenza la rapidez con la fue abrazado.
—Lo siento tanto, en serio—los mocos no le dejaron hablar—no sé, no sé que le hice.
Con una sonrisa y acariciando su espalda.
—Bin te quiere tanto que no sabe cómo expresarlo.
Esas fueron las palabras de la Señora Moon sin embargo parecían tan equivocadas la noche que Minhyuk llegó a su casa luego de una larga exposición en uno de los museos de Seúl. Su casa era pequeña pero suficiente, tenía una buena vista para inspirarse y a diferencia de la mayoría, no tenía ruidos urbanos. Es por eso que el tono del celular lo sorprendió tanto, contestó impactado por el nombre en la pantalla. En los primeros segundos nadie contestó.
—¿Hola?
—Hyung, realmente odio que seas mi hermano.
La voz inconfundible de Moon Bin se escuchó, y Minhyuk sentía que se quedaba sin aire.
El pelinegro recuerda esa noche muy vivida. Y aunque Moon Bin le negó sus propias palabras hace solo unos días, no era normal que desapareciera en el momento exacto en el que se encuentran, irritado por la situación Minhyuk va a enfrentarlo. Si Moon Bin se niega a volver al trabajo, entonces él tendrá que ir a su casa.
En cuanto llegó a la puerta del departamento con un poquito de ayuda de Sanha—quien volvió con Dongmin luego de abrirle la puerta del edificio—, tocó la puerta, nadie respondió. Siguió insistiendo, pensó que la puerta se caería de lo fuerte que estaba golpeando sin embargo cuando se le ocurrió la probabilidad de que el menor no estuviera en casa Moon Bin apareció frente a él, pálido, el pelo caído y ojeras negras por debajo de los ojos. Fue tan diferente a la imagen que tuvo de él la última vez que incluso dudo que este fuera el propio Bin.
—¿Minhyuk?—sintió que le secaba la garganta—¿Qué haces-?
Inmediatamente una contracción en su abdomen se hizo presente y su cuerpo flaqueo haciéndolo terminar en cuclillas mientras tosía fuertemente. El pelinegro se arrodilló junto a Bin apoyando su mano en la espalda y cerrando la puerta en el camino. Pronto los pétalos salieron por su boca y aunque intentó tapar su boca, fue muy tarde.
—¿Hanahaki?—preguntó el pelinegro, no necesitaba una respuesta, sabía lo que era. La enfermedad del amor no correspondido, no le pareció ver raro a alguien con esta enfermedad, le pareció raro que Moon Bin la tuviera—Llamaré una ambulancia, espera.
—No, hyung—el menor agarró su muñeca deteniéndolo—en serio, no te preocupes. ¿Viniste por algo del proyecto?
Moon Bin con una fuerza interior que sacó de la vergüenza que le daba mostrarse así frente a su hyung.
—¿Qué? Vine porque estaba preocupado—explico el pelinegro—faltaste muchos días al trabajo.
Moon Bin se apoyó en el sofá sabiendo que no podría durar mucho parado.
—No hay porqué preocuparse, hyung—sonrió.
—Moon Bin, ¿me estás malditamente jodiendo?—fue la primera vez que escucho a su Hyung maldecir de esa manera—Tienes hanahaki.
—Lo sé, hyung.
A pasos duros MInhyuk se acercó al sofá, arrodillándose en el piso y enfocando su mirada en el rubio.
—Dime quien es—fuerte y claro, y Bin sintio que iba a empezar a paniquear.
—¿Qué? Hyung, no vale la pena, en serio.
Minhyuk frunció las cejas y agarró la mano del rubio.
—Sea quien sea, le haré entender lo que se está perdiendo por no salir con alguien como tú.
La mirada del menor se oscureció.
—¿Quién sea, hyung? ¿En serio?—la voz se profundizó y Hyuk asintió con seguridad—¿Incluso si eres tú?
Minhyuk asintió un poco confundido.
—Claro, lo haré, sea quien sea.
Moon Bin lo miro como si fuera un tonto, porque realmente lo estaba pesando. Con un suspiro, seguido de una risa amarga se alejó de la mano de su Hyung para agarrar sus pelos entre los dedos de sus manos.
—Hyung, ¿eres estúpido?
Minhyuk no quiso parecerlo aunque no entendía por qué repentinamente lo estaban insultando, aunque rápidamente tuvo una conclusión.
—Oh…—el pelinegro bajó la mirada y asintió hacia sí mismo, apretando sus labios abrazo a Bin—Debió ser muy difícil… No sé cómo aguantaste para convivir tanto con la pareja de Dongmin si tanto te gustaba.
Moon Bin agarró de los hombros a su hyung como si fuera veneno, y se paró de su lugar con una repulsión que Minhyuk no pudo entender hasta que las palabras retumbaron en el departamento.
—¡No es Dongmin quien, Dios Hyung!—la rabia consumía al menor—¡Eres tú, hyung, tú me gustas!
Volvió a tirarse en el sofá con tanta vergüenza que ocultó su cara entre sus palmas.
—oh…—fue lo único que escucho venir del mayor, y sentía que el mundo se le venía abajo, la tos se hizo presente con sus pétalos ya característicos. Unas cuantas lágrimas acompañaron y nuevamente su Hyung estaba tocando su espalda, su toque quemaba pero ya no tenía corazón para alejarse—Bin, hay algo que quiero preguntarte.
La voz fue suave y golpeó contra su oído como un cariño.
—Dime Hyung.
Fueron unos segundos de silencio en los que Minhyuk pensó en cómo decirlo.
—¿Yo cuando te rechace?
—Hyung nunca me consideró una opción, no había necesidad de preguntarlo para saber su respuesta—contesto entrecortadamente.
—No supongas por tu mismo, quiero que me lo preguntes—pidió de manera firme el mayor, lo único que se le ocurrió al rubio fue pensar en cuanto más quería avergonzarlo, no sacó su cabeza de sus manos y se quedó hasta ahí hasta que las manos del mayor agarraron su cabeza levantándola, los dedos de su hyung apretaron en las mejillas mientras que tenían una distancia mínima entre ellos—No vuelvas a suponer.
Los labios de Minhyuk lo atacaron, eran suaves y los primeros segundos Bin pensó que había muerto, que era solo un sueño luego del fin. No lo era, llevó su agarre a la cintura del pelinegro, el corazón golpeando contra su pecho, la piel entre sus dedos, era demasiado real.
—Hyung…—separaron sus labios con sus respiraciones agitadas—Yo, me gustas mucho, en serio.
Minhyuk río.
—A mí también me gustas mucho—beso la mejilla del otro—Y por si estás suponiendo cosas raras, esto no es un rechazo.
Moon Bin sintió que el peso en su pecho se aliviaba.
lo puedes leer en ao3 !
Naeve nunca fue el tipo de niña que soñaba con la maternidad, ella siempre tuvo el objetivo claro en ser curandera, en ser la mejor curandera. El matrimonio, los hijos… No era algo en lo que ella tuviera tiempo para pensar. Hasta que la guerra terminó.
Cuando la guerra terminó, Naeve y Kylo tuvieron que recomponer la sociedad, pero no hubo grandes problemas que no pudieran solucionar. Y fue cuando la rutina de sus trabajos se volvió estable, que Naeve se dio cuenta lo mucho que amaba a Kylo y lo mucho que le gustaría tener hijos con él.
Dado que Kylo nunca mencionó el tema, ella siempre supuso que Kylo estaba esperando a que lo propusiera para tomar el paso. Sin embargo, en la noche, en la cama tapados hasta el cuello escuchando la lluvia golpear contra la ventana, la respuesta del soldado fue clara.
—No—decidido y con los ojos cerrados, Kylo respondió. La joven ni siquiera se le ocurrió contradecirlo, ellos eran una pareja, y esta era una decisión que ambos debian tomar—es muy arriesgado.
—¿Arriesgado? ¿En qué sentido?
Kylo abrió los ojos incorporándose y con su mirada fija en la expresión de Naeve contesto.
—Para ti, por supuesto—pausa—El embarazo y el parto son demasiado arriesgados y… Necesito que estés aquí.
Naeve también se incorporó, mirando los ojos de su esposo noto su preocupación. Kylo fue huérfano, su padre desapareció cuando nació y su madre falleció pocas horas después del parto, y hasta los nueve años que el General Braw estuvo solo. En aquel entonces el sistema sanitario de Buiiphew no era bueno, los únicos con acceso a ello era la realeza, pero incluso los médicos no estaban tan bien informados como los de Aeroo. Hoy en día, con los cursos que Naeve dio y la cantidad de nuevos curanderos que había, las enfermedades y tratamientos mal hechos eran mucho menores, entre ellos el cuidado con los embarazos y partos.
—Kylo—la joven tocó la mejilla del pelinegro dejando un beso en la comisura de sus labios—No va a pasarme nada, ¿no sabes que soy la mejor cuidadora de embarazadas?
—Lo sé, aun así…
—Además, no necesariamente tengo que quedarme embarazada—otro beso—siempre podemos adoptar ¿no?
Y cuando los ojos de Kylo brillaron supo que sus deseos eran correspondidos.
its so cute omg im crying
More Diverge AU Reylo Doodles! 😁
1) After a mission, Rey invites Ben out to get drinks with their other Resistance friends. Takes places shortly after their conversation about her scar.
2) Rey starts out taking more initiative when it comes to affection, and surprises Ben with a cheek kiss just after (or even in the middle of) a battle. Ben’s all flustered and is gonna need to step up his game soon. Rey hasn’t outright kissed him yet so… hehe 😙
BONUS AFTERMATH DOODLE:
PLEASE DO NOT REPOST. REBLOG ONLY!!
Extencion: 2.2k
Tags: enemies to lovers, students, sexual tension, no-smut, spit kink
Kim Young Jo fue popular desde que tenía memoria, su belleza era motivo de comentarios halagadores que levantaran su ego. Su pelo castaño claro, la sonrisa engreída y su increíble talento para ser bueno en todo, eran las razones principales por las que en su propia escuela tuviera un club de fans. Kim Young Jo es una persona amada.
—Me gusta otra persona—su novia de hace más de cuatro meses estaba terminando con él, por alguien más.
—¿Eh? ¿Estás segura?—la voz de Kim Young Jo tembló—¿Estás segura de que no estás terminando conmigo por otra cosa? ¿Por qué soy engreído? ¿Quizás no soportas que sea más lindo que tú?
—Kim Young Jo… Realmente eres lo peor—río Jinhwa, su ahora expareja—Pero no, estoy segura. Hay alguien que tiene mi atención.
Este era un tipo de crisis que Kim Young Jo no conocía. No le importaba su relación con Jinhwa, aceptó tener una relación porque no era celosa y casi no tenía tiempo para ambos, ya que se la pasaba estudiando. Sin embargo, esta ruptura y la razón detrás, lo dejaba ansioso. ¿Habría alguien más hermoso que él? Imposible.
—¿Puedo saber por quién me estás dejando?
—Lee Keon Hee, del equipo de vóley.
En cuanto Jinhwa se fue, ese nombre le quedó resonando en la cabeza, pero su ego en las nubes le dijo que solo era una chica equivocada. Que no había nadie mejor que él. Así que por ahora solo se preocuparía de cómo lidiar con las personas que lo invitaran a salir ahora que estaba soltero, solo espera que las bocas tardaran de hablar sobre ello.
Camino por los pasillos de vuelta a sus clases, donde se encontró con su fiel amigo, Seoho. Le contó sobre lo sucedido con Jinhwa, mencionando vagamente al chico.
—Sí, Lee Keon Hee se está haciendo popular—agregó Seoho dándole una mirada rápida a su amigo—Ya tiene un club de fans con más de dos mil seguidores.
El castaño casi se atraganta con el agua que estaba tomando, club de fans… ya tenía un club de fans. Él tardó casi tres años en que se formara un buen grupo de fans y, sin embargo, llegaba este chico de la nada y ya andaba armando revuelto por todas partes. Que molesto. Respiro profundo, se dispuso a no prestarle atención, que lo que nacía rápido también moría rápido.
O eso pensó, los días pasaron, y no solo los alumnos hablaban de Lee Keon Hee, los profesores, quienes siempre fueron su máquina de adulaciones, solo le decían palabras dulces para compararlos entre sí. Pronto también se hizo público la separación de la pareja, y en las páginas de confesiones de la escuela hablaban de que Jinhwa lo había engañado con Lee Keon Hee. Las páginas de fans de ambos chicos se pusieron a la defensiva, defendiendo y atacando al otro. Dentro y fuera de la escuela, la tensión creció entre dos chicos que ni siquiera se conocían.
Kim Young Jo siempre fue popular, acostumbrado, se encontraba. Sin embargo, cuando ya no pudo caminar por los pasillos de la escuela sin que diez personas le preguntaran sobre Lee Keon Hee, empezó a hartarse.
Terminaría con la estrella naciente, Lee Keon Hee.
✦
Esto era terrible, terrible. Kim Young Jo se encontraba escondido en las gradas del gimnasio, el equipo de vóley estaba practicando y las pelotas volando por todas partes ya lo estaban mareando, poco acostumbrado a los deportes. Sabía que no era el único espiándolo, un grupo de chicas lindas susurraban entre sí mirando al joven.
Lee Keon Hee era guapo, no tan guapo como él, pero tenía su propia belleza. El rubio lo resaltaba, su sonrisa era agradable y sin duda tenía una buena estructura corporal. Le ardía la sangre, tenía tantos celos que el calor lo inundaba, deseaba ocultar a ese chico.
La clase terminó con ruidos jadeantes, las chicas se fueron avergonzadas y Kim Young Jo decidió que iba a enfrentar a ese descarado. Salió de su escondite apretando los labios, y ni siquiera se dio cuenta de que estaba cegado por la furia hasta que casi cae rodando por los escalones, tuvo la suerte de poder disimularlo cuando el equipo de vóley se dio la vuelta ante el ruido seco.
—¿Oh? ¿Ese no es Kim Young Jo?
—¿Eh? ¡Sí, es Kim Young Jo-sunbaenim!
Los ojos que no habían mirado hacia atrás, al escuchar su nombre, el cuerpo del bastardo se dio la vuelta con desespero. Kim Young Jo no lo entendía, no entendía la mirada curiosa de ese chico, le molestaba.
—¡Y-a, Lee Keon Hee, bastardo!—el castaño se levantó tambaleándose y enfrentando a la estrella naciente que le robaba su popularidad. Kim Young Jo se acercó a zancadas encarando al chico, que solo era unos centímetros más grande que él—¿Quien te crees que eres?
Lee Keon Hee miró a sus compañeros, y con una sonrisa les dijo que sigan, que él los alcanzaría en un momento. Los chicos se fueron entre murmullos, y cuando los ojos de Lee Keon Hee volvieron a posarse en él, tembló. No podía dejarse apretar de esa manera.
—¿Quién crees que eres para robarte a mi novia?—verbalizo el castaño tocando con su dedo índice el pecho del contrario.
Maldita sea, se nota que va al gimnasio.
Lee Keon Hee ladeo la cabeza con una sonrisa engreída, muy diferente a las sonrisas que dio cuando estaban las chicas y sus compañeros de equipo. Así que estaba sacando su verdadera actitud.
—No pensé que hyung fuera tan tonto—Kim Young Jo se sorprendió cuando el rubio le toco la barbilla acercando sus caras, algo irritante en su abdomen hizo que quisiera arrancarle el pelo rubio cenizo; lo insultaba, se atrevía a tocarle su hermosa cara y encima siendo menor que él, ni siquiera espero a que hiciera un movimiento más, simplemente escupió en el rostro del jugador para luego sonreír. Lee Keon Hee se alejó con repugnancia—Ni que le gustara escupir a la gente.
—Eso es especial para ti, maldito, estúpido—Kim Young Jo peinando sus flecos salidos de lugar se acercó al menor que se limpiaba con la manga de su ropa—Aléjate de Jinhwa, no me importa cuanto la quieras.
El castaño sonrió en triunfo y se dio la vuelta con sus últimas palabras dichas. Estaba satisfecho, no pensó que Lee Keon Hee lo alteraría tanto, pero por suerte pudo tomar su venganza. Una mano agarró su abdomen por detrás que lo terminó de tirar, pero no pegó contra el piso como pensó, fue mucho peor, golpeó contra un cuerpo duro que lo mantenía inmovilizado.
—¿Por qué estás tan seguro de a quien quiero es Jinhwa, hyung?—Kim Young Jo ni siquiera pudo quejarse porque el menor susurro esas palabras que acariciaron su oreja y mandaron descargas eléctricas por toda su columna—En realidad no me interesa en absoluto Jinhwa, hyung. La rechace esta mañana, puedes quedarte tranquilo.
Kim Young Jo estaba rojo, de la rabia suponía. Golpeó con su codo la costilla del menor que se quejó de dolor. No pudo decir una palabra, lo habían desafiado y avergonzado. Justo cuando estaba por salir del gimnasio escucha.
—¡La próxima vez escúpeme en mi cama, hyung!
—¡Cállate maldito idiota!—lo último que pudo oír antes de salir corriendo fue la risa sonora del rubio cenizo.
✦
Kim Young Jo se arrepintió de sus acciones, no sabía que tipo de bestia era Lee Keon Hee, pero sin duda la había liberado. Lo seguía a todas partes, la mirada del menor estaba sobre él, siempre. En la cafetería, cuando se encontraban en los pasillos y cuando se escondía en las gradas del gimnasio, no sabía por qué seguía yendo, pero sus tardes se sentían aburridas si no veía al rubio. Había algo que lo mantenía interesado en pelearse con el menor. Lee Keon Hee lo acorralaba y él lo insultaba, una rutina que ninguno de los dos se cansaba de tener. Pronto la rutina fue aún más lejos, y el establecimiento educativo no les daba suficiente tiempo para molestarse, así que en un día de lluvia, Kim Young Jo empapado, es invitado a la casa del menor.
—¿Qué? ¿Hyung tiene miedo de que le haga algo?—y Kim Young Jo no se dejó vencer, aunque sí tenía miedo. La actitud del menor era inesperada, él no-saber que iba a decir, cuál iba a ser su siguiente movimiento… lo mantenía alerta. Siempre se encontraba nervioso si Lee Keon Hee estaba cerca.
La casa del menor se encontraba a unas pocas cuadras del edificio estudiantil, apenas llegaron, se dio cuenta de que estaban solos, no había ruido ni luces prendidas, Lee Keon Hee aunque era joven ya vivía solo; no lo admitió en voz alta pero para Kim Young Jo eso era impresionante. Le dijo que esperara un segundo mientras lo tapaba con una toalla, sin preocuparse por su propio bienestar.
Cuando volvió le trajo unos pantalones grises, una remera negra de manga cortas y boxers del mismo color, olían a vainilla. El castaño se desvistió ahí, de todas formas, Lee Keon Hee seguramente estaba acostumbrado a ver a hombres cambiarse por el equipo de vóley. Pero cuando terminó y se dio la vuelta agradeciendo por el conjunto, el menor estaba rojo, fue la primera vez que lo vio sonrojarse. Kim Young Jo no pudo evitar burlarse de él.
—¿Te has puesto rojo por ver a tu hyung cambiarse?—rio sonoramente mientras se tiraba en el sofá como si fuera su propia casa; sin embargo, se calló cuando notó el silencio y la cabeza baja del rubio—¿Qué pasa?
—Si Hyung lo sabe, no necesita fingir sentirse cómodo—la voz del menor fue apagada, no lo desafiaba. Lee Keon Hee no lo estaba desafiando, y él no sabía contestar porque no tenía idea de que hablaban, le dolía el corazón, sintió un desespero en el pecho, no levantaba la mirada. Quería que lo mirara.
—Lee Keon Hee, no sé de qué hablas.
—¿Hyung, está seguro que no sabe?—el menor levantó la mirada, con los labios rectos y unos ojos oscuros—¿O esto es parte de su venganza por robarme a su novia?
Nunca volvieron a mencionar a Jinhwa desde ese día en el gimnasio, y tampoco él había pensado en eso. En realidad se había olvidado del problema con ella, en el último mes simplemente estuvo con Keon Hee. En cambio, el otro aún parecía perseguido, él fue el que rechazó a Jinhwa y aun así seguía pensando en ella, de repente estaba molesto.
Si, en la escuela los rumores seguían, pero supuso que ninguno de los dos le estaba prestando atención.
—No me interesa Jinhwa, si tanto te gusta, estoy seguro de que ella te dará una segunda oportunidad—contesto sin más Young Jo prendiendo su celular, fingió que sus palabras no le importaban pero se le hundía el corazón. Más le dolió cuando Keon Hee se fue del salón a pasos retumbantes, dejándolo solo.
Sentía un nudo en su garganta, una picazón en sus ojos y la boca seca. Estaba tan confundido, debería estar feliz, si Keon Hee empezaba a salir con ella ya no lo molestaría, ya no lo miraría en la cafetería y no lo acorralaría después de las prácticas de vóley. Sin darse cuenta entró a la página de confesiones, las lágrimas empezaron a caer y el nudo se desató.
Su sollozo era ruidoso, Keon Hee tenía razón, era un Hyung tonto. El más tonto de todos. Tapo su cara con las manos, sentía que se ahogaba, que no podía respirar, que no podía soltarlo. Le gustaba Keon Hee, mucho. Él, por más de estar molesto, lo cuidaba, y él nunca se lo devolvía. Nunca se daba cuenta. Se paró de su lugar y entre los pasillos buscó la habitación en la que se encontraba el menor, sin embargo, hizo tanto ruido que Keon Hee asomó su cabeza por la puerta.
—¿Hyung?—vio su cara lagrimeando, y se acercó con preocupación agarrando su cara entre sus manos—¿Qué pasa?
—No salgas con Jinhwa—pidió entrecortadamente el castaño, los ojos de Keon Hee se oscurecieron, pero aun así asintió.
—No lo haré, Hyung, no te preocupes—Young Jo pudo respirar, y agotado se apoyó en el hombro del menor.
—Bien… Solo sal conmigo, ¿si?
Fueron segundos silenciosos de Young Jo sollozando, hasta que el menor lo agarró de los hombros.
—¡Espera!—exclamó el menor—¿Quieres salir conmigo?
Young Jo se limpió las lágrimas.
—Claro, eres la segunda cara más linda que conozco—sonrió—Si me hubiera enterado antes que eras gay, lo hubiera dicho antes.
Keon Hee estaba en blanco.
—Hyung, el día en el gimnasio—titubeo—Te dije que estaba interesado en ti.
Young Jo frunció el ceño, hasta que recordó.
—¿Por qué estás tan seguro de a quien quiero es Jinhwa, hyung?
oh.
—Pensé que… estabas bromeando—rio nerviosamente Young Jo.
—Hyung, no bromeo—Keon Hee posó una mano en la cintura del mayor—¿Estás bromeando?
—¡Y-a! ¿Por quién me tomas?—cruzó los brazos—No lloro por cualquiera.
—¿Es así? Entonces me alegro—el menor con su otra mano terminó por rodear la cintura del castaño, apretando con su dedo pulgar los costados que hicieron a Young Jo gimotear entre los labios del rubio que lo atacaron inesperadamente. Era el primer hombre al que besaba, y no podía imaginar que hubiera otro, porque la calidez que Keon Hee le estaba dando no podría encontrarlo en otro lugar. Le mordió los labios, lo humedeció y Young Jo sentía que se moría de calor cuando se separaron.
—Keon Hee, realmente eres una bestia.
the most toxic relationship I have in my life
I'm curious... How would you describe your relationship with writing?
si quieren pueden leerlo en ao3
Naeve estaba segura de su relación, todos lo sabían, por lo que nadie ni se molestaría en pedirle romper su matrimonio. Naeve siempre fue clara, desde el momento que se enamoró de Kylo, nunca hubo otra opción.
Y claro, que para Kylo jamás hubo otra opción más que Naeve. Sin embargo, a pesar de su enamoramiento profundo cometió un error que sería el causante de su propia irritación. Jamás aclarar su relación con los medios extranjeros.
Cada año le llegaban propuestas de matrimonio con personajes distinguidos de la realeza, e incluso algunos tenían el descaro de venir a presentarse en su cara. Hombres y mujeres pedían el matrimonio del Rey en frente de su propia esposa, y aunque Naeve jamás se mostró molesta ante esto, era terriblemente difícil no sentirse irritado.
Naeve quien siempre mantuvo una expresión calmada, no pudo soportarlo cuando el Rey de Clæm fue lo suficientemente descarado como para presentarse frente a Kylo y pedirle matrimonio, y no sólo eso, despreciando su relación cuando Kylo dio a conocer su matrimonio.
Se sentía enferma, enferma de lo mucho que la enojaba. Ese nuevo sentimiento invadió su pecho, y la parte racional de su cerebro le impidió sacar al Rey de Clæm a patadas. Sin embargo rápidamente Kylo deshizo las ilusiones ridículas del invitado no deseado y con una cara frustrada el Rey de Clæm se retiró.
Pronto los brazos de Kylo la rodearon y dejo un beso en la mejilla.
—Naeve, por casualidad, ¿estás celosa?
La chica lo miro y suspiro.
—Si.
—¡¿Eh’?! ¿En serio?
—Si, pero no fanfarrones.
Naeve y con su postura perfecta, salió de la habitación con Kylo siguiéndola.
☽ ¡hola! soy tohie, soy escritora de novelas y fanfics
☽ ! exo, bangtan, txt, astro, red velvet, blackpink
mangas bl & gl. mxtx <3 ! star wars, fanfics . . .
—me ayudarias mucho con un reblog
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como encuentro gente con la que interactuar, soy nueva y no entiendo nada ayuda
Reblog if you’re bisexual, support bisexual people or are actually a bunch of tiny velociraptors in a human suit
tambien lo pueden leer en ao3
Nadie se atrevía a entrar. Los pies inquietos de los sirvientes que no sabían como proceder.
La habitación de Kylo, era el único lugar que no se les permitía entrar, aunque tampoco tuvieron la necesidad de hacerlo, hasta ahora. Era hora del almuerzo, y el Señor no se había levantado. Algo poco creíble para cualquiera que supiera de los hábitos de sueño de Kylo.
No era secreto que el soldado dormía poco, y si lo hacía por los murmullos, sabían que no era de manera calma.
Y para terminar con la desgracia de los sirvientes, la señorita Naeve no se encontraba en ninguna parte. Levantar a Kylo ya era un reto, levantarlo con malas noticias... Tendrían que suplicar por piedad.
—Sr. Kylo...—el Secretario Real susurró a la puerta—Sr. Kylo...
Nadie respondió.
—Señor Kylo—el silencio permaneció y los sirvientes se miraron entre sí. Y con un suspiro abrieron la puerta—Permiso...
Asomaron sus cabezas por la puerta, y la imagen les enfrió la espalda. El señor Kylo, despierto y en sus brazos el cuerpo dormido de la señorita Naeve. Esa mirada, con la que los miró el Señor Kylo, morirían apenas se levantara la señorita.
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En el castillo, una preocupación general rodeaba a sus habitantes. La guerra contra el país del Sur ya había empezado hace más de dos meses, y la ausencia del Rey era un tema que Naeve intentaba manejar con una sonrisa en la cara.
Era de un buen conocimiento que el Rey era el mejor guerrero, y que por ello, sus soldados también eran de los mejores. Sin embargo, no importa que tan buenos sean; la guerra es la guerra y siempre hay caídos.
Naeve confiaba en las habilidades de Kylo, confiaba en que volvería, con algunas heridas pero volvería. Fue un día lluvioso cuando las noticias llegaron, de que habían ganado la guerra y de que preparen las unidades de sanación.
Solo fueron tres días a esto, de que un bullicio llegó con el atardecer y los soldados aparecieron. Naeve organizó la entrada, y los heridos mientras llegaban fueron llevados a sanación, la pelea había sido ruda, las heridas eran profundas pero sólo hubo tres guerreros perdidos en batalla.
Naeve no tuvo tiempo a preocuparse, no hasta que todos los heridos estuvieron acostados y medianamente estables. Eran tardes de la madrugada cuando Naeve finalmente pudo preguntar por su esposo. Aunque nadie supo darle una respuesta.
Con un pánico en el pecho, buscó por los jardines, por las unidades de heridos, el establo y las habitaciones de los soldados, que los pocos que no habían sido heridos la recibieron con sorpresa, aunque tampoco pudieron darle una exactitud de donde se encontraba Kylo.
Decidió calmarse, respirar e ir a cambiar su ropa manchada por la sangre. Casi nadie se encontraba en el castillo, sino estaban ayudando a los soldados, estaban preparando la comida para darles. Su cuerpo se sentía pesado, tenía ganas de llorar pero era la Reina, no podía permitirse deprimirse cuando su pueblo estaba luchando por mantenerse. Entró a la habitación deseando verse a sí misma dormida y darse cuenta que todo esto era un sueño, sabía que no lo era.
Y esto fue claro cuando dentro, sentado en la cama y gimiendo de dolor se encontraba Kylo, quién intentó pararse y ocultar su cuerpo tapado por la sangre. Heridas profundas en toda su espalda.
—Amor—Naeve corrió hacia su lugar, y sin siquiera prestar atención a otra cosa que no fuera Kylo. Intentó tocar su hombro sin embargo antes de que siquiera pudiera ver bien la herida, Kylo se paró tapándose con su camisa negra—¡¿Qué haces?! Estás lastimado, hay que limpiarlo…
—No hay problema, no duele—mintió alejándose del tacto de su esposa y en cambio ponerse a su frente besando su sien—No te acuestes aún, cambiaré las sábanas.
—Kylo—la joven se sorprendió de lo seca y dura que salió su voz, pero su esposo no se detuvo de buscar las frazadas.
—¿Si, mi amor?
—Acuéstate ahora mismo, o consideraré nuestro divorcio.
El hombro se congeló, y se sentó en la cama sin rechistar. Naeve se acercó a él sacándole la camisa con descontento. Reviso la herida, llegaba desde el hombro hasta la parte baja de la espalda, la piel estaba abierta y la sangre no dejaba de chorrear. ¿Cómo siquiera podía fingir que no le dolía cuando de solo verlo a ella le daba escalofríos?
—Iré a buscar vendas y alcohol, espera aquí.
—Amor, no es necesario…—intento decir Kylo con una sonrisa. Pero a Naeve le dolía el corazón.
—No digas una palabra más.
Tan pronto como la joven se fue, el pelinegro suspiró queriendo dormir por tres días, abrazado a su esposa. Esta situación… Era molesta. Cuando volvió, Naeve sacó el algodón y limpió la herida sin decirle una palabra. Kylo aguantó quejidos de dolor y cuando su herida empezó a ser cubierta por las vendas, notó los ojos dolidos de Naeve. Era tan estupido.
—Gracias.
—¿Tienes hambre?—Naeve se paró tirando los algodones sucios. Negó y llamó a la chica por su nombre.
—Lo siento.
Silencio. Y de repente los sollozos se hicieron presentes.
—Maldita sea, Kylo. Ni te imaginas lo preocupada que estaba—Naeve tapó su cara con sus manos—¿Porque no fuiste a una unidad de sanación? Nadie sabía dónde estabas, ni cómo.
—Lo siento, en serio, simplemente quería estar aquí… contigo—sonrió—y descansar.
Kylo agarró sus manos, y apoyo su cabeza ahí. Naeve se soltó haciendo que su esposo levantara la mirada, acarició su pelo y besó su nariz.
—Te extrañé muchísimo, Kylo.
—Yo también mi amor.
por si prefieren leer en ao3
Kylo alguna vez fue un marine, y aunque ya habían pasado tres años de su retiro, todavía no se había acostumbrado a la sociedad. Decidió que debía volver a la universidad, esperando encontrar amigos, sin embargo algo lamentable ocurrió. Todos le temían.
Kylo con pelo negro hasta los hombros, un torso enorme y una altura de 1.90, parecia tener el fisico perfecto para permanecer solo el resto de su vida. Y quizás esto hubiera pasado, si hubiera faltado a sus clases ese día tan lluvioso que parecía que iba a caerse el cielo. En el ejército, fue preparado para todo tipo de situaciones, así que unas gotas no iban a detenerlo. Claro que no tuvo en cuenta que su profesor iba a faltar junto al noventa porcierto de los estudiantes. Kylo se quedó sentado en una banca tomando café de lata, que miserable. Ni siquiera tenía un amigo como para reírse de su desgracia.
—En serio soy un tonto.
—No te preocupes, no eres el único—una voz contestó a su comentario. Kylo miró pero los primeros segundos no entendió que estaba viendo, hasta que unos ojos bajo esa bola de ropa se hizo presente—Un gusto, soy Naeve.
Una mano salió bajo las tres capas de ropa, una mano pequeña, con uñas cortas pero cuidadas, Kylo la agarró.
—Un gusto, Naeve.
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Naeve y Kylo, la pareja que el reino respetaba y adoraba. Quienes se amaban con profundidad, y guiaban a sus súbditos con respeto, no siempre fueron una pareja comunicativa, aunque esos tiempos quedaron atrás y la gente se había olvidado lo que era escuchar a los Reyes gritar.
—¡Al menos deberías cuidarte a ti misma!
—¿Y qué quieres que haga?—exclamó Naeve moviendo los brazos—¿Que abandone mis responsabilidades por unos rasguños? No seas ridículo, Kylo. Tu no dejas tu puesto incluso si te han acuchillado.
—¡Pero yo soy un soldado, Naeve!—Kylo pasó su mano por su pelo suspirando y apoyándose en la cama—Además, no es eso lo que me molesta.
—¿Entonces qué es? Porque no te entiendo y en serio estas frustrándome—Naeve puso sus brazos en su cintura con el ceño fruncido. El silencio de su esposo la hizo resoplar—Bien, me voy. No voy a aguantar tus actos de niño caprichoso.
Naeve camino hacia la salida de la habitación, acomodándose la ropa abrió la puerta chasqueando la lengua, con una presión en su pecho, odiaba cuando Kylo la hacía ser la víctima. Su cuerpo fue agarrado por detrás apenas cruzó un paso al corredor, y la puerta fue cerrada en un estruendo. La joven terriblemente enojada empezó a golpear al hombre, que ni siquiera emitió un sonido, era un soldado fuerte pero Naeve no quería admitirlo en ese momento.
—¡Suéltame, ya no quiero hablar contigo!—golpeó con su codo las costillas de Kylo, e intentó liberarse pero este hizo que ambos se tiraran a la cama en un movimiento ridículo para un soldado, rápidamente Kylo agarró las frazadas caras de la cama matrimonial y envolvió a Naeve en ellas.
—Entonces, hablaré yo—los brazos de su esposo no la dejaban ni moverse—Amor, no puedo sentirme tranquilo si sé que no confías en mí para decirme si te lastimas. Sé que no puedo protegerte siempre, y sé que tampoco me dejarías hacerlo. Sin embargo, no puedo evitar sentirme ansioso si tengo que descubrir que estas lastimada por una simple casualidad.
Kylo no solia ser tan detallista en expresar sus sentimientos, sin embargo, esos ojos oscuros que brillaban con súplica le aguaron el corazón.
—Maldita sea, Kylo—Naeve cerró los ojos—¿No podías decir eso antes de que me enojara tanto? Ahora me siento mal por ocultarlo.
—Lo siento—susurró su esposo abrazándola aun cubierta con las mantas.
—Sin embargo, te lo hubiera dicho si no actúaras como si fuera a darte un paro cardíaco cada vez que ves una gota de mi sangre.
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Naeve, quien era la imagen social de la pareja, era quien más ocupada se encontraba. Reuniones para almuerzos, meriendas y cenas con todo tipo de clases sociales, reuniones para organizar esas reuniones y un sin fin de horas contestando cartas—claro que podría pedirle a alguien más que responda por ella, sin embargo había algo en especial en escribirlas por sí misma que simplemente sin importar el cansancio que tuviera, tomaría la responsabilidad—.
Kylo, en cambio, pasaba las mañanas preparando estrategias políticas y económicas, y en las tardes practicaba con su espada. Claro que también tenía sus días llenos de asuntos por resolver, ni hablar de las semanas de expedición o guerra que lo dejaban agotado sin importar cuanto durmiera.
Por eso, un día libre en la vida de la pareja real era una coincidencia que les aceleraba el corazón.
Kylo como era costumbre se había despertado a los primeros rayos del Sol, estaba somnoliento y un calor rodeaba su pecho, el cuerpo de Naeve que plácidamente dormía con sus mechones desordenados y una expresión de calma. La amaba tanto que quería besarla, apretarla más y desearle buenos días; sin embargo Naeve era un ser que amaba dormir en las mañanas, y Kylo jamás se atrevería a interrumpirlo incluso si supiera que Naeve tiene responsabilidades a cumplir.
Hoy era su día libre, el día que Kylo tanto había ansiado desde su último día libre. Nadie tomaría el tiempo con Naeve, solo él. En este dia, seria Kylo y Naeve, tomando té, comiendo masitas y charlando sobre los lugares que podrían conocer en unas vacaciones más largas.
No había prisa por despertarla, el tiempo de ese dia, era solo de ellos.
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Kylo era, sin lugar a dudas, una persona con dificultades para expresarse. Ya sea física o verbalmente, el siempre vacilaba antes de mostrar su afecto. No tenía muy en claro si eran las consecuencias por la fría relación que tuvo con su madre o por sus enseñanzas como soldado, pero no cabia duda que su corazón se atibio con la llegada de Naeva.
Kylo quien se levantaba antes que el Sol saliera, quien extendia las expediciones para estar lejos de casa, y quien odiaba los dulces, ahora se encontraba en las tardes de la mañana comiendo masitas dulces junto alguno de los tantos tes que le gustaban a Naeva. El Sol de la mañana entibiaba la habitación, el aroma al dulce cerezo que crecía a las afueras del castillo lo hacía querer volver a dormirse. Lastimosamente, volverse a dormir atrasaría la expedición a la que Kylo debía asistir.
—Kylo, puedes irte sin preocuparte, sabes que sé cuidarme—Naeva quien siempre estaba tranquila y tenía confianza en sus propia habilidades, no tardaba en darse cuenta que parte de la responsabilidad de su pareja era irse y acompañar a sus tropas. Sin embargo Kylo, había resultado un problema en las últimas salidas, no podía quedarse tranquilo.
—Prométeme que no vas a salir si no estás acompañada—los mechones oscuros caían sobre la cara de su pareja sin llegar a cubrir su expresión de preocupación, el pecho de la joven se enterneció al darse cuenta y lo prometió dejando un beso de la mejilla de su esposo, quien simplemente perdio la mirada con sus orejas rojas.
Para Kylo, mostrar su preocupación, era su forma de amar.
–Challenge de Escritura
—puedes escribir sobre tus OC's, shipp favorito, etc.
Demostración de amor
Días libres
Pelea
Universo Alternativo
Se reencuentran
Duermen juntos
Celos
Debaten sobre tener hijos
Alguno se enferma
Tienen una mascota
Mis fandoms: star wars, La bendición del Oficial del Cielo, exo, astro, bangtan
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Literatura juvenil
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